domingo, 7 de diciembre de 2008

No quemamos libros

Me ha quedado pendiente de hacer la quema de libros personal.
Siento aguar la fiesta, pero aquí no se va a quemar ningún libro...

Como dice mi compañera y amiga Marina, todo libro merece vivir, y si de él no puedes sacar cosas positivas, fíjate entonces en los errores. Pero en tal caso, yo pienso que todas las cosas, como las experiencias, son motivo de aprendizaje.
Muchas veces a final de curso me he planteado quemar libros de texto en la hoguera de San Juan, o hacerlos volar con un explosivo (educación física, tecnología, religión...) pero al final nunca he sido capaz. ¿Por qué será?

Antes era normal hacer cosas como quemar libros; las herejías, la Inquisición... se cometían muchos disparates. Seguramente ni siquiera ellos fueren conscientes de lo que hacían.
Hoy, que se ve y se hace de todo, que se consume de todo, puede que la mayoría de libros, programas de televisión, películas... tendrían que ir directamente a la hoguera, pero puede que se haya perdido la capacidad de distinguir lo bueno de lo malo, y también se respeta las preferencias particulares... que para gustos, los colores.

Lo que no debería pasar nunca es un "Fahrenheit 451" (el fahrenheit es la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde) como el que narra Bradbury en su novela de ciencia ficción, o la literatura perdida en la Alemania nazi.

De todos modos, en un futuro no haría falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee... esperemos que eso tampoco ocurre.

1 comentario:

soldevilla dijo...

Excelente su referencia a Bradbury; si hablamos de Cervantes, la metaliteratura estalla por todas partes