El estilo de Cervantes tiene influencias renacentistas notables: la armonía y equilibrio del texto, las expresiones claras y consistentes y la sabiduría y exactitud al emplear cada palabra en su lugar y no en otro.
El texto está dotado de un ritmo ligero y agradable, como el que expresaba Neruda en el libro “El cartero de Neruda”. En todo este fragmento no hay ni un solo punto, pero la lectura tiene tal vitalismo que no te das cuenta que tienes que pararte a respirar.
El lenguaje cervantino es prácticamente igual al actual; se entiende todo salvo algunas palabras que se podrían deducir por el contexto. El autor juega con otras hablas, como la de don Quijote, que tiene carácter hiperbólico, barroco y arcaísmos, imitando el estilo caballeresco. El habla de Sancho es ingeniosa y llena de refranes. Cervantes adquiere un tono cómico y burlesco.
Nos encontramos frente a una viva descripción, pero ya hemos visto que en el Quijote predomina la narración y el diálogo.
La forma narrativa de Cervantes es un ejemplo claro de la literatura que hay que seguir y un buen estilo a tener en cuenta.