lunes, 26 de enero de 2009

Conviviendo con el Quijote

En su viaje hacia Barcelona, el Quijote se ha desviado un poco y ha llegado a Figueres.
Tal vez se subió en el barco encantado, o montó en Clavileño, que lo llevaron con mucha suerte aquí.
Hoy me he acercado a él, pero no hay manera de que don Quijote se mueva. He pensado que tal vez el mago Frestón ha hecho una de las suyas. Lo he mirado bien y he pensado: si despertara del encanterio y se pusiera a hablar… ¿Me resultaría ridículo como a la mayoría de la gente; me reiría de él, me burlaría y seguiría su locura?
De verdad creo que no; sólo le pediría una cosa: que no acabara nunca de explicarme sus experiencias y opiniones sobre la vida.
Bueno, y por qué no, tal vez me atrevería a preguntarle si por casualidad no necesita otra escudera en sus aventuras.

3 comentarios:

Marta dijo...

Judit, gracias por la foto
después de todo, ha sido divertido :)

Marina Presas dijo...

Sumamente original! Me encanta esta entrada, se nota que ya estás completamente quijotizada.
Su escudera? Suena bien, yo me apunto...

soldevilla dijo...

Magnífica fotografía; ¡qué grande se ve Don Quijote! O qué pequeños nos vemos nostros... No deja de ser gracioso, un quijote a pocos metros del Muntaner....