No conocía la estrofa poética llamada “ovillejo” hasta que leí el capítulo XXVI, donde en la página 260 se nos muestra un poema que sigue esta composición. Me encantó. Es un fragmento compuesto por don Quijote a Dulcinea en su tiempo de penitencia.
Se supone que Cervantes fue el inventor (¡como tantas otras cosas!) de esta forma estrófica que podemos encontrar en este capítulo y en su obra “La ilustre fregona”.
Para conocer bien hay que saborear, por eso aquí tenéis mi intento de ovillejo:
¿Qué quiere que haga el destino?
Camino.
¿Quién me llenará de valía?
El día.
¿Y qué aliviará el dolor?
Amor.
De ese modo, mi temor
es regresar sin hallar nada
y no enamorarme de cada
camino, día y amor.
Se supone que Cervantes fue el inventor (¡como tantas otras cosas!) de esta forma estrófica que podemos encontrar en este capítulo y en su obra “La ilustre fregona”.
Para conocer bien hay que saborear, por eso aquí tenéis mi intento de ovillejo:
¿Qué quiere que haga el destino?
Camino.
¿Quién me llenará de valía?
El día.
¿Y qué aliviará el dolor?
Amor.
De ese modo, mi temor
es regresar sin hallar nada
y no enamorarme de cada
camino, día y amor.
1 comentario:
Su lectura creativa del Quijote es una maravilla; Cervantes es un prodigio, un genio, y una de sus virtudes máximas es despertar en gente sensible la capacidad creativa y artística. Su poema es excelente, una delicia renacentista.
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